El gato ha sido un animal deificado en una gran variedad
de culturas, tanto por su físico como por la importancia que representaba en la
conservación de la forma de vida de los humanos. Es desde ese último punto,
desde el que los humanos toman al gato como un animal divino, capaz de ayudarles a sobrevivir en un mundo
plagado de peligros.
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Gatos mitológicos
En la mitología nórdica, por
ejemplo, el gato tiene un poder
sobrenatural. Son los animales que tiran del carruaje de Freya. En una
ocasión, Thor, el dios más fuerte de todos, intentó levantar el carro, pero fue
incapaz porque los gatos lo mantenían pegado al suelo.
En la mitología griega, el gato fue creado por Artemisa, que
quiso ridiculizar a su hermano Apolo gracias a este noble animal. La historia
tiene su origen en otra creación de Apolo: el león. Con él, Apolo intentó
asustar a su hermana, y ésta, inteligente como era, creó un pequeño león, para
reírse de su hermano.
Pero si hay una mitología en la
que el gato ha tenido una representación superlativa, es en la del Antiguo Egipto. En aquél lugar y en
aquél momento, las ratas y ratones asolaban los graneros, produciendo no sólo
pérdidas en la cosecha, sino enfermedades y muerte. Es por ello que los
egipcios, al ver a los gatos capaces de ahuyentar a dichas plagas y darles
muerte, lo consideraron un Dios con
todas las letras.
Tanto es así que todas las
familias tenían un gato, y, cuando éste moría, se le daba un entierro cargado de lujo, y los miembros de la
familia se depilaban las cejas como señal
de duelo.
Como ves, el gato ha sido ampliamente representado
en la mayoría de culturas de todo el mundo, ya que su importancia para el
correcto desarrollo de la civilización ha sido realmente muy alta.
